Heridas emocionales

Las heridas emocionales

Debido al miedo que tenemos a ser heridos y a fin de proteger nuestras heridas emocionales, creamos algo muy sofisticado en nuestra mente: el sistema de negación. Y nos convertimos en unos perfectos mentirosos. Mentimos tan bien, que nos mentimos a nosotros mismos e incluso nos creemos nuestras propias mentiras.

El sistema de negación nos impide ver la verdad, por eso llevamos una máscara social, porque resulta demasiado doloroso vernos a nosotros mismos o permitir que otros nos vean tal como somos en realidad. Cuando alguien dice: “te estas metiendo conmigo” no es exactamente verdad. Lo que sí es cierto es que estas tocando una de sus heridas emocionales y reacciona porque le duele.

La manera de relacionarnos los unos con los otros provoca tanto dolor emocional que sin ninguna razón aparente nos enfadamos y sentimos celos, envidia, tristeza, … Incluso decir “te amo” puede resultar aterrador.

Vivimos con el miedo continuo o a ser heridos y esto da origen a grandes conflictos donde quiera que vayamos.

Cuando tomamos conciencia de que todas las personas que nos rodean tienen heridas emocionales, comenzamos a comprender las relaciones humanas.

Cuando nacemos, nuestra mente y nuestro cuerpo emocional están completamente sanos y no es hasta el tercer o cuarto año que comienzan a aparecer, fruto del miedo, las primeras heridas emocionales. Por eso, si observamos a los niños de dos o tres años y nos fijamos en su manera de comportarse, veremos que siempre están jugando. Los veremos reírse sin parar.  Su imaginación es muy poderosa y su manera de vivir es una auténtica aventura de exploración. Cuando algo va mal reaccionan y se defienden, pero después, sencillamente se olvidan y vuelven a centrar su atención en el momento presente para seguir jugando, explorando y divirtiéndose. Viven el momento. No se avergüenzan del pasado, ni se preocupan por el futuro. Los niños pequeños expresan lo que sienten y no tienen miedo a Amar.

Por eso los momentos más felices de nuestra vida son aquellos en los que jugamos como si fuéramos niños, cuando cantamos y bailamos, cuando exploramos y creamos con el único propósito de divertirnos. Cuando nos comportamos como niños nos resulta maravilloso porque ese es el estado normal de la mente humana, la tendencia natural. Somos inocentes, igual que los niños y para nosotros es normal expresar amor.

Pero ¿Qué nos ha ocurrido? ¿Qué le ha ocurrido al mundo entero?