El desarrollo de la inteligencia emocional se refiere a una serie de actividades que ayudan a mejorar la conciencia de uno mismo y descubrir la propia identidad. El fin es impulsar la evolución de los propios potenciales y las habilidades personales y relacionales.
El objetivo es potenciar el nivel de autoconciencia y de felicidad, en el plano menta, físico y espiritual para mejorar la calidad de vida y contribuir a la realización de los sueños y aspiraciones individuales.
Conocernos plenamente es un proceso que dura toda la vida.
Por desgracia, no siempre tomamos el camino apropiado y podemos encontrarnos en una situación en la que nos sentimos lejos de nuestra propia esencia. Vivimos en piloto automático, distanciados de nuestros sueños, nuestras aspiraciones y nuestras necesidades.
En esta sociedad que va tan rápida, es fácil dejar de ser protagonistas de nuestra vida y perder de vista nuestros deseos más personales. Cuando llegamos a este punto, toca cambiar y conectar de nuevo con nuestra propia identidad. Examinar cómo está nuestro mundo interior y exterior y cómo nos relacionamos con las personas que nos rodean. Toca pasar a la acción y transformarse.
De esta manera, podemos recuperar nuestro bienestar y nuestro nivel de autosatisfacción. Esta transformación comienza en nosotros mismos, porque el cambio es un proceso individual y personal. Nadie puede cambiarnos si nosotros no queremos cambiar.
Transformar nuestra vida requiere autorreflexión, ser conscientes de nuestra propia capacidad para lograr nuestras metas y conseguir cambios positivos y duraderos. Exige compromiso, tiempo, energía y estrategias claras y realistas.
¿Estás en el lugar que quieres estar?
El camino hacia el bienestar y el desarrollo de la inteligencia emocional implica lograr el equilibrio y la armonía en nuestro día a día, en la relación con nosotros mismos y con los demás. Por eso, es necesario observar e identificar si estamos en el lugar donde queremos estar y si estamos satisfechos con nuestra vida. Definir qué podemos hacer para mejorar lo que no nos hace satisface, así es posible trabajar para que ese cambio sea posible.
El bienestar puede entenderse como “estar en el lugar en el que uno quiere estar”. Y aunque esto no sea una constante sino algo dinámico, que se construye a lo largo de la vida y que puede modificarse en cualquier momento, sí que puede convertirse en una característica relativamente estable si conseguimos una buena relación con nuestro interior y con nosotros mismos.
Si nos empoderamos frente a la vida y seguimos el camino que nosotros nos hemos marcado, todo es posible.

